Patricio Crausaz
Compartir
  • Inicio
  • Patricio Crausaz
  • Ecuador Sin Limites
    • 7 Cumbres Ecuador Sin Limites
    • Kilimanjaro - Africa
    • Aconcagua - Sudamérica
    • Elbrus - Europa
    • Denali - Norteamérica
    • Expedición 2006 Ecuador al Everest - Asia
    • Expedición Oceania 2007
    • Expedición 2009 Ecuador a la Antártida
    • Huascarán 2010
  • Diarios de Expedición
    • Expedición 2006 Ecuador al Everest - Parte I >
      • En Ruta al Campo Base, Cara Norte del Everest
      • Un dia en Nyalam
      • De Nyalam a Tingri
      • De Tingri a campo base Chino
    • Expedición 2006 Ecuador al Everest - Parte II >
      • Primer día en el campo base Chino
      • Segundo día en el campo base Chino
      • Tercer día en el campo base Chino
      • Cuarto día en el campo base Chino
      • Quinto día en el campo base Chino
      • Ascenso al Campo Base Avanzado
      • El equipo sigue su marcha
    • Expedición 2006 Ecuador al Everest - Parte III >
      • Proceso de aclimatación
      • Planificando los campamentos de altura
      • El trabajo de aclimatación está concluído
      • Manteniendo una firme actitud mental
      • Proceso de aclimatación y etapa previa al primer ascenso de cumbre
    • Expedición 2006 Ecuador al Everest - Parte IV >
      • Comienza el ascenso
      • Día previo al asalto final
      • El colapso de un sueño
      • El segundo intento, tocando el cielo con las manos
      • Ecuador Sin Límites en el techo del mundo
    • Oceanía 2007
    • Antártida 2009
  • Expedicionarios
    • Sir Ernest Shackleton
    • George Mallory
    • Reinhold Messner
  • Blog
  • Contacto

Expedición 2006 Ecuador al Everest - Parte II

Día previo al asalto final

Por: Patricio Crausaz

17 de mayo

La noche discurrió rápidamente. Al día siguiente teníamos una mañana radiante y empezaba nuevamente la rutina de campamento; Fundir nieve para preparar té y algo para desayunar, calzar las botas, los crampones y toda la parafernalia técnica para realizar la siguiente etapa del ascenso. Julio permaneció en su saco de dormir por un largo rato. Hacia las 8 de la mañana estábamos fuera de la carpa, haciendo algunas tomas de video. Las otras expediciones habían empezado a moverse hacia arriba. Jamie y su grupo habían acampado unos 50 metros más abajo. Cuando pasaban frente a nuestra tienda, Jaime se detuvo y nos preguntó si teníamos un regulador para botella de oxigeno extra. Uno de sus clientes había descubierto que el suyo tenía un desperfecto. Si no conseguían otro, todo el grupo se vería forzado a dar media vuelta y abandonar su intento de cumbre. Yo transportaba conmigo una máscara y regulador que había traído como medida de seguridad. En caso de emergencia contaba con poder conseguir una botella de oxigeno. Siendo que nuestro plan era intentar la cumbre sin hacer uso de oxigeno embotellado ya que me sentía muy fuerte, no dude en prestarle mi regulador a la expedición Everest Peace Project. Resuelto su problema, ellos prosiguieron su camino, no sin antes ofrecernos una carpa desmontada en el C3 que Julio y yo podríamos usar en caso de así necesitarlo.

Mi compañero y yo permanecimos unos minutos más junto a nuestra tienda, haciendo tomas de video mientras Paulina y Pasang llegaban hasta el sitio. Poco después los vimos acercarse. Los dos ya usan las mascaras amarillas que les proporcionaban un flujo adicional de oxigeno. Cuando llegaron, Paulina nos dijo que durante la noche, Pasang le había anunciado que él había decido no subir más allá de 8300m y que por esa razón no había preparado una tienda a esa altitud. Paulina se había resignado a aceptar esta decisión por lo que no discutimos más sobre el tema en ese momento. Los dos continuaron la marcha, mientras Julio y yo preparábamos nuestras mochilas de asalto.

 Cuando estuvimos listos, iniciamos el ascenso que debía llevarnos hasta en ese día hasta los 8300m. Luego de una hora de agotador esfuerzo era tiempo de hacer el primer descanso. Habíamos alcanzado los 7850m. Aquí encontramos a un colega francés, Gilles, que había intentado la cumbre la noche anterior sin éxito. Se había visto forzado a dar media vuelta al pie del Segundo Paso a 8650m por efecto del intenso frío. Él estaba resuelto a hacer un segundo intento sin descender hasta el CBA y buscaba la oportunidad de compartir un campamento a 7900m para reponerse. Su grupo ya había descendido y no tenía una tienda para pasar la noche. Le contamos que nosotros tampoco teníamos un campamento montado a 8300m y que no estábamos seguros de poder conseguir uno. Los tres continuamos subiendo hasta los 7900m, yo iba al frente.

Al llegar a los 7900m, encontramos a nuestro colega ecuatoriano Patricio Tisalema, quien descendía ya después de haber alcanzado la cumbre la noche anterior. Él nos contó alarmado la airada discusión que acaba de tener con Pasang Dawa. Patricio había encontrado a Paulina y Pasang teniendo una conversación acerca de lo que harían durante el resto del ascenso. Paulina había cambiado de parecer y le había pedido a Pasang que consiguiera una carpa para pasar la noche  a esa altitud, descansar durante el resto del día y la noche, y luego continuar a la mañana siguiente hasta el C4 para tener una oportunidad de alcanzar la cumbre. El sherpa había reaccionado de manera violenta, negándose rotundamente a seguir subiendo. Sus argumentos eran la falta de una carpa a 8300m y el hecho de que no había porteado el oxigeno para él y Paulina hasta esa altitud. Patricio había intervenido en la discusión diciendo a Pasang que era su obligación bajar nuevamente hasta los 7500m para traer las botellas de oxigeno. Él les prestaría su tienda, para que la porteara hasta el sitio del C4. La respuesta del sherpa había sido un intento de agresión física y  una amenaza de muerte para Patricio. Estábamos enfrentando un inesperado y muy serio problema.

Al llegar al sitio donde esperaban Paulina y Pasang Dawa, fui recibido con gritos y amenazas por parte de este último. Mi primera acción fue intentar calmarle los ánimos al exaltado sherpa que vociferaba negándose a continuar ascendiendo argumentando que su familia le esperaba y que no quería morir. Al no tener el oxigeno y una tienda lista a 8300m, él consideraba imposible realizar lo que Paulina le pedía. Al preguntarle el porque no había cumplido su obligación de encargarse de esos dos elementos, solo supo responder que no quería morir. Era evidente que no habría forma de forzarlo a seguir subiendo. Luego de aproximadamente 45 minutos de argumentaciones y contra argumentaciones, pude convencerlo de acompañar a Paulina hasta los 8000m; Debíamos al menos cruzar esta cota para que Paulina se convirtiera oficialmente en una himalayista. Pasang Dawa aceptó y continuamos los tres juntos hasta esa cota.

Julio y yo decidimos seguir luchando e intentar continuar hasta el C4. Paulina nos deseó suerte y nos pidió que no nos arriesgáramos excesivamente. Nosotros también le deseamos suerte. Luego de tomar las fotografías de rigor, los dos dieron la vuelta e iniciaron el descenso hacia el CBA. La tarde avanzaba rápidamente. El incidente con el sherpa nos había costado un tiempo precioso. Debíamos mantener un buen paso de ahí en adelante si queríamos tener una oportunidad de encontrar refugio a 8300m para descansar algunas horas antes de realizar la ascensión final por la arista Norte hacia la cumbre.

A 8000m empezaba una travesía hacia la derecha de baja inclinación que se extendía unos 200m. Era una sección en la cual podíamos avanzar con relativa rapidez y facilidad a pesar de la altitud. No me tomó mucho tiempo terminarla. Al final de la travesía se encontraba otro glaciar de considerable pendiente, otra sección rompe corazones, de esas que le hacen a uno preguntarse si tendrá la resistencia y fuerza de voluntad necesarias para remontarlas. Una aspiración profunda y seguí adelante, no había excusa para no hacerlo. La pendiente se dividía en tres secciones distintas. La primera de unos 300m de longitud y una inclinación de aproximadamente 40 grados ascendía en paralelo a la arista Noroeste. Luego la pendiente hacía un giro a la derecha donde la inclinación se incrementaba a unos 45 grados por otros 50m y finalmente un ultimo esfuerzo en la sección final con una inclinación menor a 35 grados me dejaba en un balcón natural a 8100m. En este sitio se encontraba el último campamento de la expedición  inglesa EverestMAX. Al alcanzar esta cota miré hacia abajo y noté que Julio se había quedado muy atrás. Calculé que él tardaría al menos 40 minutos más en llegar hasta ahí. Mi provisión de agua se había casi agotado, así que pensé en sacar los utensilios para fundir nieve suficiente para preparar un litro de té caliente. Pero al abrir mi mochila, solo encontré el quemador y la bombona de gas. Julio traía la pequeña olla de titanio. Me acerqué entonces a la carpa de EverestMAX para preguntar si me podían prestar una olla mientras mi compañero llegaba. La primera reacción de los ocupantes fue preguntarme si tenía oxigeno, alarmados me hicieron notar que estábamos a 8100m y que aquí no era posible sobrevivir sin oxigeno embotellado. La pareja de ingleses se encontraba muy cómodamente instalada en su tienda y respiraban oxigeno puro a través de sus máscaras. Me recomendaban hacer lo mismo porque de lo contrario, en su parecer, yo colapsaría en cualquier momento. Asegurándoles que yo me encontraba muy bien y agradeciéndoles por su preocupación, volvía a preguntarles si podían prestarme una olla para fundir nieve mientras llegaba mi compañero. Con un poco de mala gana, el hombre tomó una de las ollas que tenían y me la alcanzó. Inmediatamente puse manos a la obra, mantenernos bien hidratados era clave.

Media hora pasó y la débil flama de mi quemador solamente había sido suficiente para  derretir nieve suficiente para obtener el equivalente a medio litro de agua. Al poco rato la escaladora inglesa asomó la cabeza por la entrada de su tienda y descontroladamente me gritó que debía retirarme del lugar porque ellos no permitirían compartir su carpa y tampoco querían verme morir. En su parecer yo había pasado ya demasiado tiempo allá arriba sin oxigeno y en cualquier momento colapsaría. Me irritó la inusitada generosidad y preocupación que la colega inglesa me prodigaba, y no tuve otro remedio que corresponderla asegurándole que no tenía nada de que preocuparse ya que no era su problema si yo me quedaba allí el tiempo que quisiera; Yo me sentía muy fuerte, tenía la experiencia necesaria y estaba muy entrenado para lo que estaba haciendo así que no tenía de que preocuparse, excepto de sus propios asuntos. Era hora de devolver el utensilio. Entregué a mi colega inglesa su olla llena de nieve para que pudiera fundirla y preparar una agüita de valeriana. Ella me agradeció el gesto y me explicó que estaba muy nerviosa pues era su primera vez a esa altitud.

Poco después Julio llegó al sitio. Se veía muy cansado y le pregunté como se sentía. Su respuesta fue que tenía un fuerte malestar en el hígado y un dolor de espalada que le impedía caminar a su ritmo habitual. No se había hidratado mucho durante el ascenso. No fue difícil concluir que él no podría llegar hasta los 8300m donde habíamos planeado acampar esa noche. Y aun si lo lograba, era claro que no podría recuperarse lo suficiente como para realizar el ataque final a la cumbre. Solo había una cosa por hacer, descender lo antes posible. En ese momento el sueño se venía abajo; Todo el esfuerzo, la dedicación y el empeño invertidos durante todo el año previo a ese momento parecía no tener sentido, el Everest se revelaba más fuerte que el equipo Ecuador Sin Limites y nos forzaba a retirarnos sin permitirnos alcanzar su cumbre. Vencidos, grabábamos en nuestras cámaras de video nuestras palabras de retirada. Pronto caería la noche. Una tormenta de nieve se anunciaba amenazante, debíamos enfilar hacia el C2 cuanto antes.

Julio y yo cubrimos rápidamente los 400m verticales que nos separaban del C2. En el trayecto se había desatado una fuerte tormenta de viento y nieve. Al llegar a nuestra tienda estábamos totalmente cubiertos de escarcha. Estábamos tan fatigados que ni siquiera teníamos el ánimo para preparar algo para comer.  Nos acomodamos en nuestro minúsculo refugio de nylon y nos preparamos pasar nuestra última noche en la zona de la muerte. Yo me cuestionaba acerca de lo que hubiéramos podido hacer de manera diferente y que tal vez nos habría dado una mayor probabilidad de éxito.  Julio me recordaba que no hay nada seguro en la montaña y que a veces el éxito consiste en bajar de ella con vida y en una pieza. Habíamos dado todo lo que podíamos dar bajo las circunstancias. Cerré mis ojos con un sentimiento de impotencia y pesadumbre.

 

Powered by Create your own unique website with customizable templates.